A diferencia de la escrita, la información visual se presta más a la reflexión. Al carecer de restricciones, es enriquecida continuamente con nuevas aportaciones que asimilan y suman potencialidades con las cuales se alcanza una libertad perfecta para el desarrollo de cualquier técnica, consiguiendo lenguajes propios y efectivos.
Ante la cantidad de información surge como consecuencia la necesidad lógica de nuevas formas de leer y éstas nos trasladan a otros planteamientos que a su vez producen cambios relevantes en los métodos empleados.
Reconocida y valorada la intensa potencialidad del lenguaje visual para transmitir información, conocimientos y sentimientos, hace que su presencia sea cada día más patente. La cultura terminará asumiendo por absorción todas las propuestas y contenidos que desarrollan nuestra armonía, equilibrio y bienestar.
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